Los pilotos de Fórmula 1 son súper atletas con gran resistencia física, fortaleza y control mental.
Esto se debe a que la Fórmula 1 es el deporte más demandante, y los pilotos que desean ser campeones del mundo, tienen que ir moldeándose desde pequeños. Una condición física óptima para la conducción al igual que en el fitness, tiene una relación muy estrecha con una dieta adecuada y saludable.
Deben ser capaces de someterse a condiciones extremas. Durante una carrera, de unas dos horas de duración, deben soportar temperaturas por encima de los 50 ºC, las fuerzas ‘G’ durante las frenadas y toma de curvas, y un ritmo cardíaco de 200 pulsaciones por minuto … todo ello a más de 300 km/h.
Al piloto hay que proporcionarle energía y sales minerales para el rendimiento en general y proteínas para los músculos; todo esto sin afectar al metabolismo o al sistema digestivo, puesto que esto puede repercutir en la capacidad y reacciones mentales. Los alimentos de digestión fácil y rápida son esenciales. Los pilotos toman carbohidratos, excelentes para proporcionar energía sin tener que hacer una digestión larga y pesada. La dieta más equilibrada es la que aporte carbohidratos, proteínas, distintas clases de vitaminas y minerales, añadiendo complementos para deportistas si fuera necesario, como las bebidas isotónicas.
La composición de la bebida es también muy importante: un piloto pierde de 2 a 3 litros de líquido en una carrera, con lo que es importante mantener un nivel de fluidos constante. Para reponerlos durante la carrera y poder mantener el ritmo, sólo disponen de un pequeño tubo conectado del casco a la cabina que les suministra bebida, pulsando un botón.
Por lo tanto, la dieta y la bebida se personalizan tanto como los ejercicios, y dependerá del metabolismo y consumo energético de cada piloto. Por esto, la mayoría de pilotos cuentan con nutriólogos deportivos que los asesoran sobre qué tomar para cada jornada de trabajo en el circuito y en especial para el día de la carrera, según los factores externos como las condiciones meteorológicas del circuito y las carácterísticas particulares de cada piloto.
No obstante, por norma general, la dieta ideal para un piloto de F1 debe mantener un balance entre carbohidratos y alimentos ricos en proteínas, añadiendo vitaminas y bebidas minerales para mantenerse bien hidratados.
Un ejemplo claro de la importancia en la personalización de la dieta para cada piloto lo encontramos en el ex-piloto de BMW en la F1, Robert Kubica que con una altura de 184 cm necesitó perder peso para que su condición de tamaño personal no perjudicara al rendimiento del coche de manera directa. Para ello, era uno de los pocos pilotos en la parrilla que no comía pasta, sino alimentos muy poco calóricos como muesli, sopa, pescado y verduras.
Pese a que probablemente no haya dos equipos de F1 donde las dietas sean exactamente iguales, seguro que todos comparten el mismo objetivo, el de lograr el máximo rendimiento y ser campeones del mundo.